Un ejemplo de ello son Andrés Felipe y Laura, dos hermanos que pertenecen a la Orquesta Filarmónica Infantil de Bogotá, que luego de tener la oportunidad de escuchar y acercarse a la historia del genio alemán, se metieron de lleno en el mundo de la música clásica y después de un año de trabajo y dedicación, ya hacen parte de una de las orquestas infantiles más importantes del país.
“La primera vez que los vi me provocaba ponerme a llorar, porque se ven bonitos allá montados”, dice entre risas Jenny. Aunque ella no es la única que recuerda ese primer momento. “El día que hice mi primer concierto vi a toda la gente y empecé a sentir felicidad”, comenta Laura.